04 Aug
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Mi primo, que me quiere y me mima mucho, me trajo un chococono de la fonda de Don Viejito (no recuerdo su nombre, debe ser algo así como Francisco) y decidí hacerle una pequeña crítica gastronómica.


Lo primero que me llamó la atención fue el nombre. Nunca he sido muy amiga de usar palabras de la jerga colombiana en publicidad; no es que tenga un argumento científico para refutar, simplemente no me gusta. Así que el "mitimiti" no me encantó, pero qué va a venir a decir la que trata de meter el parlache hasta en la Urbanidad de Carreño. Sin embargo, el nombre no interfiere en las otras cualidades del postre, es un acote nimio, una humilde opinión.


Pero el MitiMiti tiene una razón de ser: miti vainilla, miti arequipe. Lo especifican en la envoltura. Y pues sí, cumplen lo que prometen, mitad y mitad. Podría aventurarme y asegurar que es un 50-50, aunque los sabores no difieren mucho entre sí, así que mis papilas me podrían estar dando pistas erróneas. Al ojo le calculé esa cifra, pero estaba sin gafas, entonces no aseguro nada.


Dejando a un lado el nombre y su componente de valor, hablaré sobre lo que me compete, el rico postre helado lleno de nostalgia y diacetilos llamado chococono.


¿Qué les dijera? Es un chococono, no hay mucha sorpresa ahí. No es un chococono artesanal, orgánico, hecho con leche de vacas felices. No. Este chococono es hijo de una empresa que hace parte de uno de los conglomerados más grandes del país, y conociendo a mi gente como la conozco, debe haber una que otra lágrima detrás. Sin embargo, la cantidad de saborizantes hacen que la sal de dichas lágrimas sea imperceptible.


Encontré un buen balance entre el chocolate de la cubierta y los dos sabores revolucionarios del helado. También hay que hacer un buen balance en las manos para evitar que el chocolate se caiga y manche la ropa o toque trapear el piso. La galleta del cono podría ser más crujiente, aunque me temo que para eso habría que incrementar la cantidad de químicos agregados, entonces lo prefiero así.


Dicho esto, el chococono estaba rico. Volvería a comerme uno. La situación económica tampoco está como para chococonos orgánicos posmodernos.


Escrito del 13 de mayo de 2021.

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